25 de noviembre de 2010

Bosnia i Herzegovina (Sarajevo). Día 29

Día 29:

Fachada saliendo de Mostar... guerra
Nos levantamos pronto para intentar subir al Mt. Velez, desde donde obtener una panorámica de toda la montañosa región. No obstante, no encontramos indicaciones por ninguna parte y la gente a la que preguntamos tampoco parece tener muy claro por dónde llegar… finalmente desistimos pues no es buena idea perder más tiempo con esto. Seguimos la carretera hacia la capital y nuestro destino hoy: Sarajevo. La ruta es preciosa, remontando el río Neretva a medida que se abre paso entre grandes montañas y supera varios embalses. Dejamos atrás lugares como Jablanica, Bradina, Tarcin..., sin mucho más interés aparente que algún puente antiguo.


Remontando el curso del río Neretva, carretera Mostar - Sarajevo

Poco después, en lo alto de un puerto de montaña, nos para la policía. No hablan inglés, así que la gestión se torna compleja. Nos piden unos 25 € de multa por ir a 72 km/h en un tramo de 50 (la subida al puerto). Me lo piden así, en mano, a pelo. Obviamente el ir con matrícula búlgara y presentar un pasaporte español al mismo tiempo, tiene sus inconvenientes. Todos los que se percatan tratan de sacar tajada. Le digo que por qué, que dónde está la prueba, la foto, o simplemente la multa (el papel). Me enseña una especie de calculadora cutre donde aparece un “72”. Esta prueba me desmonta cualquier argumento…, a ver quién le dice que no. Es irrefutable (...). Le pido que al menos me dé el papel con la multa escrita (todo esto en idioma gorilero, claro). Me dice que si quiero hacer eso, tengo que ir al banco (el pueblo más cercano está 20 km más atrás) pagarlo y sellarlo allí, y volver a traérselo. “Bueno anda, toma los 25 € y en paz”. Todo esto pese a que yo ya estaba bajo aviso de que aquí en Bosnia i Herzegovina las carreteras están PLAGADAS de radares de velocidad, y que se toman el asunto muy en serio. De hecho, esto se nota en la velocidad media que llevan los coches, muy baja, siempre respetando los límites a rajatabla.

Aparcamiento de un restaurante. Lo del Golf II en BiH es una auténtica dictadura


Kebapcici

Kilómetros después, vemos un gran desguace visiblemente especializado en nuestro coche: VW Golf II (que por cierto es el coche nacional por excelencia, no es raro ver hileras de 6 ó 7 seguidos en la carretera). Paramos y compramos por 5 € un gato y una llave por si hay que cambiar la rueda… hasta ahora no tenía cómo hacerlo. Al llegar a Sarajevo, ciudad grande, me pongo a seguir las indicaciones de “Centre” sin más. Cuando ya nos creemos en pleno centro, paramos a preguntar por nuestro hostel… es entonces cuando se produce uno de esos golpes de buena suerte que rara vez ocurren. “Lo tienes justo al otro lado de la acera”, nos dice un sonriente individuo montado en un coche con pegatinas del propio hostel.” Buah! Esto sí que es suerte!”. Nos hemos ahorrado el típico deambular buscando mapas y referencias para orientarnos. Nos presentamos allí (Enjoy Hostel) y la dueña nos recibe con los brazos abiertos, el lugar es muy viejo y pequeño, pero razonablemente acogedor. Nos da un mapa y nos recomienda que probemos cuanto antes la comida por excelencia de la ciudad: el kebapcici. Muy cerca de allí hay un sitio donde los hacen fenomenal, así que no tardamos en comenzar a devorar esas salchichas muy similares al kebapche búlgaro, pero acompañadas de una deliciosa tortita y cebolla.

Sarajevo

Junto al Bazaar
Larga caminata al centro histórico, con mucho calor. Aquello está absolutamente lleno de cafeterías y pequeños comercios con artesanías, ropa… Paseamos largo y tendido por allí, la tarde se hace agradable a la sombra de los edificios circundantes, salpicados con una mezquita aquí, una catedral allí. La multiculturalidad es palpable, no sólo en los iconos arquitectónicos, sino sobretodo en la gente que inunda la calle. Aquí conviven musulmanes con católicos, judíos con ortodoxos. La “Jerusalén” de Europa, es el sobrenombre de esta ciudad. Al igual que en Mostar, no es raro ver fachadas llenas de balazos, o edificios en ruina por los bombardeos. La reconstrucción ha sido inmensa, pero así todo quedan reminiscencias muy visibles.

Cat.Sgdo.Corazón de Jesús
Tras haber parado ya en algún café a tomar algo (es el deporte nacional aquí), seguimos la recomendación de la LP de visitar el Café Diván, uno de los lugares con más encanto y tradición de toda la ciudad. Fue un acierto. Allí pudimos disfrutar de un auténtico café bosnio, de origen árabe. El lugar es muy agradable y la gente es local en su mayoría, principalmente musulmanes. Me encuentro con un turco muy simpático (y rico) que rápidamente me habla de odios y heridas abiertas entre etnias. Finalmente el tema se suaviza cuando hablamos de España, un lugar que indefectiblemente todos en este área del planeta relacionan con sol, playas, buena vida. Es nombrar “España”, y la sonrisa y el cachondeo aparecen. Sin desmerecer los fabulosos atributos de nuestro país, es obvio que la maquinaria turística ha hecho muy bien su trabajo durante mucho tiempo.

Café Diván, en pleno Sarajevo

Pasamos mucho rato en ese Café, aprovechando para leer la historia del lugar, que aparece de forma resumida en la guía LP. Como ya dije anteriormente, es imposible formar una opinión sólida sólo con unos cuantos retazos de lo que ha pasado, que ha sido mucho y muy complejo. Para cenar repetimos kepabcici en un sitio céntrico y populoso, no tendremos muchas más oportunidades de probarlo in situ, y está riquísimo. El paseo de vuelta a “casa” es largo y agradable, hay mucha gente joven por la calle (es sábado, de hecho) y un ambientazo que no podremos exprimir. El día de hoy ha sido largo, pero el de mañana será especialmente duro porque habrá mucha carretera hacia Serbia y Belgrado. A medianoche estamos ya descansando.

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