5 de octubre de 2010

Albania. Día 23 (Parte 2)

...continúa:


Edificios cerca de la frontera
Después de hacer unas cuantas fotos por la zona de búnkeres, volvemos al coche y comenzamos un largo descenso hasta la ciudad de Elbasan. Las carreteras presentan (sorprendentemente) en un estado decente, pero el tráfico es denso y algo lento. A diferencia de los respetuosos macedonios, los albanos tienen un estilo de conducción muy agresivo. Su forma de adelantar en estas carreteras llenas de curvas es muy hardcore. Cuando el que va delante lleva una velocidad que no les satisface, pues saltan al carril contrario y una vez ahí ya estudian la situación. Poco importa si hay o no hay visibilidad, ya se improvisará algo. Normalmente lo que ocurre es que se ponen a acelerar adelantando a toda la hilera, hasta que ven aparecer a alguien en sentido contrario. Si da tiempo, se meten, si no, pues el otro al arcén y ellos por el medio. En cuanto ví un par de estas, comprendí que lo mejor era ir bien concentrado, nada de mirar paisajes.



En Elbasan comemos un auténtico engrudo albano. La ciudad actualmente es horrible, por resumir. Aunque tiene una amplia historia en la época romana, el lugar fue posteriormente destruido con saña por los búlgaros, hasta erradicar cualquier tipo de asentamiento allí. Más tarde los otomanos construyeron un fuerte militar que fue prosperando hasta convertirse a principios del S.XX en una de las más bellas ciudades albanas, con una mezcla de edificios medievales y orientales. Todo esto debió acabarse cuando, en colaboración con el gobierno Chino, el ya mencionado dictador Enver Hoxha ordenó construir allí el "Acero del Pueblo" en los años 60, el mayor complejo industrial de los Balcanes en ese momento. Esto supuso una emisión salvaje y constante de humos y contaminantes varios, que hicieron que las circundantes tierras fértiles se convirtiesen en páramos inertes. Aquellas fábricas siguen funcionando, aunque al parecer con equipamiento y producción muy obsoleta.

"Acero del Pueblo" en Elbasan

Tras las fábricas de Elbasan, se me vino algo de música a la cabeza: Godflesh - Like Rats

El último tramo hasta Tirana, nos sorprende tomando altura hasta lo más alto de las montañas, para después hacer un disparatado recorrido por lo alto de toda la cordillera. Desde luego que nunca habría imaginado que ésta fuese la principal vía de comunicación con la capital... Así, lo que apenas eran 40 km., se convierten en hora y media de conducción por lugares bastante bonitos, con grandes vistas hacia la costa y el interior. Los adelantamientos estilo "albanés" se suceden con inusitada facilidad, al compás de las curvas de horquilla.



Vistas desde la carretera hacia Tirana

La entrada en Tirana es bastante caótica, el tráfico está bastante descontrolado y el pitido constante hace de semáforo, rotonda, stop y guardia de cruce, todo a la vez. Nos cuesta un poco encontrar el albergue donde habíamos reservado, aunque la búsqueda merece la pena porque es un lujo de lugar. Por la noche salimos a dar una vuelta, aunque dejaremos para el día siguiente un recorrido más detenido por la ciudad. Cenamos en una especie de marisquería italiana donde nos sacaron un poco de nuestro presupuesto, pero lo cierto es que no había mucho donde elegir. Allí vemos el final del Mundial de Basket, nada que hacer Turquía contra USA.

Desde nuestra habitación (¡de albergue!) en Tirana

3 de octubre de 2010

República de Macedonia, y Albania. Día 23 (Parte 1)

Día 23:

Ohrid es una turística villa macedonia situada a orillas del gigantesco lago del mismo nombre. Probablemente sea el primer nombre que salte a la palestra si hablamos de turismo en el país. Los primeros asentamientos en el lugar datan del neolítico, lo que se explica debido a su estratégica ubicación como encrucijada de caminos y culturas, paso natural entre el este y el oeste. El Lago Ohrid (mitad macedonio, mitad albano) es el más profundo de los Balcanes con casi 300 metros, y uno de los más antiguos del mundo. Aparte, es una maravilla digna de presenciar, con aguas claras y rodeado de montañas de 2.000 metros.

Vistas sobre el Lago Ohrid

Parte nueva de Ohrid, desde el Castillo
Tenemos toda la mañana para disfrutar de un largo paseo por el amplio casco antiguo de la villa. Recorremos su puerto, y algunas de sus pequeñas playas. Remontando una empinada cuesta, subimos desde la iglesia del s.XII de Sveti Jovan at Kaneo, hasta uno de los mejores monumentos religiosos de todo el país: la iglesia de San Pantaleimon (originaria del s. V). No obstante, para obtener las mejores vistas sobre el lago y la propia ciudad, debemos caminar algo más, hasta llegar al Castillo del Tsar Samuil (s. X). Encaramados en lo alto de sus muros, tenemos una panorámica fabulosa del lugar, sin duda lo mejor de nuestro paso por la República de Macedonia.


La frontera con Albania está cerca, apenas 20 minutos en coche. Los trámites allí no son demasiado espesos: otros 20 minutos. La entrada al país nos resultó ciertamente espectacular: un cambio radical de paisaje, ahora salpicado de decenas de búnkeres de todos los tamaños. Desoladas, abandonadas y de aspecto un tanto apocalíptico, estas pequeñas pero inexpugnables construcciones son la prueba visible del pánico vivido durante décadas en este país. El dictador Enver Hoxha hizo de Albania el último resquicio del estalinismo, y a finales de los años 60 sembró el país con 700.000 búnkeres ante la paranoia de que serían atacados de forma inminente. Un búnker por cada cuatro albaneses.

Búnker, con el Lago Ohrid al fondo

Hay un interesante artículo en http://www.cabovolo.com/ donde hablan sobre el tema: "En 1968 la invasión de Checoslovaquia por parte de los soviéticos hizo temer a Hoxha que Albania fuera la siguiente, lo cuál hizo que el ritmo de construcción de bunkers se acelerara. Según cuentan algunas fuentes, el primer prototipo de estos bunkers había sido finalizado en los 50, durante su presentación Hoxha preguntó al ingeniero en jefe si estaba seguro que resistiría el ataque de un tanque, este respondió que estaba "muy seguro". Entonces Hoxha le pidió que permaneciera dentro de su creación mientras un tanque bombardeaba el bunker.

 

En algunos se podía incluso entrar
Lamentablemente para la población cuerda de Albania, el ingeniero salió ileso tras el ataque y se procedió a la producción en serie de su invento. Estos bunkers eran de hormigón armado, pero eran a su vez móviles, con la intención que fueran fáciles de colocar con un helicóptero o grúa en un agujero excavado previamente. Los había de varios tipos: bunkers de playa, para una ametralladora, instalaciones navales submarinas, bunkers subterráneos para servir de almacén. Los más comunes eran los que tenían forma de seta y podían albergar una ametralladora o una pequeña pieza de artillería de hasta 75mm.



La invasión inminente podía provenir de cualquier frente y de cualquier enemigo, además de los enemigos en el lado comunista había que añadir los enemigos "tradicionales" occidentales. Así que los bunkers proliferaron por todo el país sin una estrategia clara de defensa. Albania, pese a ser un país pobre, dedicó una cantidad inmensa de recursos a su construcción, se calcula que para la construcción del típico bunker seta eran necesarias cinco toneladas de hormigón, mientras las carreteras se encontraban en un estado lamentable, así como muchos otros servicios."

Realmente curioso, y un tanto siniestro... Estuvimos un buen rato presenciando aquellas montañas llenas de búnkeres, una estampa tan extraña como inédita. No volvimos a ver tantos juntos en todo nuestro paso por Albania, tan sólo algunos de forma aislada, ahora usados como granero, almacén, pajar...

continúa....

Despidiéndonos del embriagador Lago Ohrid, on the road to Albania