Edificios cerca de la frontera |
Después de hacer unas cuantas fotos por la zona de búnkeres, volvemos al coche y comenzamos un largo descenso hasta la ciudad de Elbasan. Las carreteras presentan (sorprendentemente) en un estado decente, pero el tráfico es denso y algo lento. A diferencia de los respetuosos macedonios, los albanos tienen un estilo de conducción muy agresivo. Su forma de adelantar en estas carreteras llenas de curvas es muy hardcore. Cuando el que va delante lleva una velocidad que no les satisface, pues saltan al carril contrario y una vez ahí ya estudian la situación. Poco importa si hay o no hay visibilidad, ya se improvisará algo. Normalmente lo que ocurre es que se ponen a acelerar adelantando a toda la hilera, hasta que ven aparecer a alguien en sentido contrario. Si da tiempo, se meten, si no, pues el otro al arcén y ellos por el medio. En cuanto ví un par de estas, comprendí que lo mejor era ir bien concentrado, nada de mirar paisajes.
En Elbasan comemos un auténtico engrudo albano. La ciudad actualmente es horrible, por resumir. Aunque tiene una amplia historia en la época romana, el lugar fue posteriormente destruido con saña por los búlgaros, hasta erradicar cualquier tipo de asentamiento allí. Más tarde los otomanos construyeron un fuerte militar que fue prosperando hasta convertirse a principios del S.XX en una de las más bellas ciudades albanas, con una mezcla de edificios medievales y orientales. Todo esto debió acabarse cuando, en colaboración con el gobierno Chino, el ya mencionado dictador Enver Hoxha ordenó construir allí el "Acero del Pueblo" en los años 60, el mayor complejo industrial de los Balcanes en ese momento. Esto supuso una emisión salvaje y constante de humos y contaminantes varios, que hicieron que las circundantes tierras fértiles se convirtiesen en páramos inertes. Aquellas fábricas siguen funcionando, aunque al parecer con equipamiento y producción muy obsoleta.
"Acero del Pueblo" en Elbasan |
Tras las fábricas de Elbasan, se me vino algo de música a la cabeza: Godflesh - Like Rats
El último tramo hasta Tirana, nos sorprende tomando altura hasta lo más alto de las montañas, para después hacer un disparatado recorrido por lo alto de toda la cordillera. Desde luego que nunca habría imaginado que ésta fuese la principal vía de comunicación con la capital... Así, lo que apenas eran 40 km., se convierten en hora y media de conducción por lugares bastante bonitos, con grandes vistas hacia la costa y el interior. Los adelantamientos estilo "albanés" se suceden con inusitada facilidad, al compás de las curvas de horquilla.
Vistas desde la carretera hacia Tirana |
La entrada en Tirana es bastante caótica, el tráfico está bastante descontrolado y el pitido constante hace de semáforo, rotonda, stop y guardia de cruce, todo a la vez. Nos cuesta un poco encontrar el albergue donde habíamos reservado, aunque la búsqueda merece la pena porque es un lujo de lugar. Por la noche salimos a dar una vuelta, aunque dejaremos para el día siguiente un recorrido más detenido por la ciudad. Cenamos en una especie de marisquería italiana donde nos sacaron un poco de nuestro presupuesto, pero lo cierto es que no había mucho donde elegir. Allí vemos el final del Mundial de Basket, nada que hacer Turquía contra USA.
Desde nuestra habitación (¡de albergue!) en Tirana |