30 de diciembre de 2010

Ciudadanos sofianetz. Días 45-49


 Días 45-49:
¡Feliz cumpleaños!
La semana comienza con el cumpleaños de Monroy (4 Octubre), y qué mejor lugar para celebrarlo que nuestro respetado Dibaka… Nos metemos una buena comilona, pero la fiesta tendrá que esperar al fin de semana.
Ojito con los agujeros...
El miércoles tuve la ocasión de acompañar a Iva al pueblo de su abuela: Godech. El lugar no es nada especial, aunque le da un cierto encanto el hecho de que para llegar a él haya que atravesar montañas y páramos desolados (sí, está un pelín aislado…). Allí recogemos muchas cosas útiles para nuestro piso en Sofía, alguna mesa, sillas,  mantas, etc. Visitamos a los padres de Itzo, amigo de la infancia de Iva, y charlamos varias horas con ellos, especialmente con la madre, que viene de haber estado 9 meses en la India… Nos cuenta su interesante experiencia. El padre regenta un restaurante a 10 km de allí, en el cual nos invita a cenar muy generosamente. Una muestra más de hospitalidad por parte de la gente búlgara, y ya van varias. 


Iñaki y Pacas, en la Iglesia Rusa de Sofía
Al día siguiente, jueves, recogemos en el aeropuerto a Iñaki, que viene de visita unos días. Obviamente esto supone realizar el tour gastronómico básico por la ciudad, para que lo conozca debidamente. El viernes hace algo de turismo mientras nosotros estamos en clase. Por la tarde le acompañamos en otro largo paseo por el centro de la ciudad, donde flipa con el contraste entre "edificios monumentales-aceras destrozadas".
Por la noche, tanto Pacas como Monroy tienen ganas de jarana. Yo estoy planteándome seriamente hacer la intentona definitiva al Musala, ya que el tiempo cada vez es más frío y las montañas van acumulando más y más nieve… cada semana que pase será más difícil subirlo. Las previsiones, desgraciadamente, no son demasiado buenas (-14 grados en la cima a mediodía). Además hay que iniciar la ruta desde abajo del todo (Borovets), porque como ya vimos la semana pasada, el telesilla está cerrado. Pacas me asegura (con la honestidad que le caracteriza) que él no lo va a intentar, porque esta noche piensa devastar y mañana madruga Rita. Con todas estas circunstancias, es normal que dudase largo rato si intentarlo o no. Mientras yo me lo pensaba, estos elementos degustaban a elevado ritmo una botella  de 1 l. de Rakia que les había traído nuestro amigo búlgaro Lubo. A Lubo lo conocimos en la facultad de idiomas, donde estudia español. Se le entiende bastante bien, aunque tiene un marcado acento cubano que no logramos comprender de dónde proviene.


Con el gran Lubo, durante nuestra conversación
Finalmente, cuando ya van a salir de casa (a eso de las 00.30 h.), tomo una determinación: mañana voy al Musala a intentarlo. En ese momento, el apuesto y embrutecido Luboslav se viene arriba: -“Amigo, yo te acompaño”. Me quedo estupefacto, pues hasta ese momento no imaginé que pudiera tener el más mínimo interés por semejante actividad, además de que se había pimplado media botella de Rakia delante mío. -“Lubo, que no hombre, no te preocupes, que me da igual ir solo..” –“Que no, que no, que soy búlgaro, fuerte. Yo te acompaño”  –“Pero Lubo… si vais a salir ahora de fiesta y llegarás a casa a las tantas… ¿cómo piensas levantarte mañana para estar andando todo el día??”  –“Yo llego casa a las 7, duermo una hora y me recoges. Luego, duermo un poco más en coche, y listo. Soy búlgaro!!!”, me dice al tiempo que hace un inequívoco alarde de virilidad agarrándose sus partes. Nos miramos unos a otros, desconcertados. Realmente está hablando en serio, por muy borracho que esté. –“¿Tienes ropa para el frío y la nieve??” –“Soy búlgaro!!! Aquí Sofía, 20 bajo cero año pasado!! No frío para mí!!”. Todo esto con la botella de Rakia en la mano, casi finiquitada, y Pacas y Monroy descojonándose de la risa alrededor nuestro. Bueno… pocas rutas de montaña recuerdo tan cargadas de incertidumbre y tan desconcertantes como esta, pero el caso es que quedé con él en recogerle a las 8.30 de la mañana siguiente. Me fui a la cama preguntándome en qué clase de líos nos podíamos meter. La buena noticia fue que el tiempo ahora era la menor de mis preocupaciones…


Ozzy - Miracle Man