Día 14:
Viernes 3 de Septiembre de 2010. El lunes es día festivo, así que tenemos por delante un fin de semana largo que hay que aprovechar bien. Tras estar barajando diversas opciones, finalmente decidimos hacer una excursión montañera a Pirin, lugar que Ludi tiene inmensas ganas de volver a visitar ya que quedó prendado en su primera experiencia allí.
En el atasco, junto a un Moskvich ruso |
Los Montes de Pirin son en realidad una auténtica cordillera al sur de Bulgaria, casi en la frontera con Grecia. Nuestro destino es Bansko, una villa realmente ligada al negocio turístico de la nieve en invierno. Dicen que las mejores pistas de ski de Bulgaria están aquí. En verano se transforma en un pueblo más tranquilo, pero con movimiento debido a los numerosos excursionistas que se dirigen a la montaña.
"Hidden Track":
Nos cuesta abandonar Sofía, hay una especie de "operación salida" que nos atasca durante casi tres cuartos de hora. La autovía está en obras y sólo hay un carril habilitado. En determinado momento (cerca de Pernik, creo), al acercarnos a un camino de tierra que se dirige hacia la zona en construcción, Ludi me dice "stop, stop!!!". Paro en el arcén y Ludi baja a hablar con un obrero que había por allí. Vuelve al coche sonriendo y diciendo "Ahhh... Dobre, Dobre!, no problema!! turn right!!!". Yo no entiendo nada, pero me meto por el camino de tierra. Pasamos entre las obras, máquinas y demás. Nos colamos por un pequeño túnel dejando encima nuestro la carretera que acabamos de abandonar. Seguimos unos 200 metros por la tierra y... "ahhh... Super!! Super, Marco!!...", me dice mientras me da palmadas en el hombro. Entramos en un tramo de autovía ya construido pero que aún no está abierto para no desviar todo el tráfico entre las obras. Tuve una sensación similar a cuando descubres un "hidden track" en un videojuego, sólo faltaron unas letras luminosas parpadeando para creérmelo de verdad.
Nos acercamos a los Montes de Pirin, llegando a Bansko |
Recorremos unos 20 ó 30 km. en la más absoluta soledad, con dos carriles para nosotros (en sentido contrario sí que hay tráfico). Pasamos Dupnitsa y Blagoevgrad. En Simitli, nos desviamos al este, dirección Bansko. Desde que finalizó la autovía, todo han sido carreteras de un único carril con bastante concurrencia. Las "salvajadas" en plan adelantamientos en curva, línea continua, etc., se suceden. A estas alturas no me sorprende, estoy bastante inmunizado ante el "hardcore-bulgarian driving style".
Anfitriones en Bansko:
En Bansko tenemos un recibimiento que no me esperaba (básicamente porque no me habían avisado, yo pensaba que íbamos a dormir en cualquier albergue). Nos esperan los tíos y primos de Ludi (sí, este hombre tiene recursos en todos lados, pero su recital aún no ha hecho más que empezar). Nos dan la bienvenida en su casa con algo de Rakia casero (la bebida nacional de Bulgaria, un aguardiente que pega de cojones, como todos los aguardientes, supongo). Hablamos de las rutas que pensamos hacer, y ellos nos asesoran y recomiendan desviaciones, refugios, cumbres... Les escuchamos bien atentos, pues tanto el tío como el primo se conocen al dedillo estas montañas, ambos han competido toda su vida en ski de travesía. Bueno, en realidad yo les escucho, pero no entiendo ni papa. Iva ejerce de traductora para las cosas importantes (salimos de aquí y llegamos allí, poco más), mientras me entretengo con el Rakia (por cortesía, claro).
Tíos y primo de Ludi, Ludi, y yo. Con el Rakia casero |
Después nos llevan al apartamento que tiene en Bansko la prima de Ludi (ella no está en estos momentos, así que se encuentra libre para nosotros). Nos alojamos allí como auténticos capitanes. Y yo que venía preparado para dormir debajo del coche si fuese necesario...
Antes de acostarnos, cenamos algo en un restaurante que nos recomienda el primo de Ludi. Comida 100 % casera y búlgara, riquísima de veras, y bastante barata (unos 4,5 € por persona). Después de eso, listos para descansar a tope, pues mañana se prevé un día duro en la montaña.
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